LA VIRGEN DEL VALLE

LA VIRGEN MARIA

La Virgen María, o simplemente la Virgen, es el modo más frecuente con el que los cristianos nos referimos a la Santísima Madre de Jesucristo. Los Evangelios no dicen nada del nacimiento de María Santísima, sin embargo se sabe que fue en Jerusalén, donde en el siglo V todavía seguía viva la tradición que señalaba la casa donde nació, posteriormente corroborada por la arqueología. Se conmemora su natividad el 8 de septiembre.

María era hija de Eliachim (Joaquín) y Ana, de la estirpe del rey David, de la tribu de Judá. Desde su nacimiento María estaba destinada a ser la Madre de Dios. La santidad de María es superior a la de cualquier otro santo de la Iglesia Católica, por ello se la denomina Santísima y recibe una veneración especial llamada hiperdulía. En María confluyen tres hechos excepcionales:

- fue concebida sin pecado original
- fue madre de Jesucristo sin dejar de ser virgen
- ascendió a los Cielos en cuerpo y alma. Según la Sagrada Biblia sólo tres personas han subido al Cielo en cuerpo y alma: el patriarca Enoc (Gen 5,24), el profeta Elías (II Reyes 2,11) y la Virgen María. Los dos primeros fueron arrebatados al Cielo sin morir, la Virgen lo fue después de su muerte.

ADVOCACIONES DE LA VIRGEN

La Virgen fue una mujer 'de carne y hueso', una persona por lo demás normal, una sola persona. Sin embargo cualquiera puede observar que se la llama de muchas maneras distintas, por ejemplo Nuestra Señora de Lourdes, María Santísima de la Soledad, Virgen de Guadalupe, etc. Es lo que se conoce como advocaciones de la Virgen. Distintas maneras de llamarla pero siempre, todas ellas, se refieren a la misma persona la Santísima Madre de Dios. Quien reza a la Virgen del Pilar, quien venera a la Virgen de Fátima, quien da culto a la Virgen del Carmen, todo confluye en la misma persona, la Virgen María. Insistimos en este punto porque algunos pueden creer que se trata de santas diferentes y no es así. La Letanía es una muestra de los diversos nombres con que podemos llamarla.

Las advocaciones pueden tener diversos orígenes:

- unas veces recogen momentos intensos de la vida de la Virgen, por ejemplo Nuestra Señora de los Dolores en relación a su sufrimiento durante la pasión y muerte de su Hijo.

- otras se refieren a las virtudes que la adornan, por ejemplo Santa María Inmaculada, en relación con su concepción sin pecado. O Santa María Auxiliadora, por su dedicación a ayudar a los fieles que solicitan su mediación.

- en ocasiones hacen referencia al lugar donde se encontró alguna imagen de la Virgen, por ejemplo la Virgen de Montserrat o Nuestra Señora del Valle, lugares donde se encontraron tallas que representaban a la Madre de Dios y que se habían perdido por la destrucción de algún templo o los avatares de batallas y saqueos.

- por último, algunas advocaciones, las menos frecuentes, hacen referencia a apariciones de la Virgen, por ejemplo Nuestra Señora de Lourdes, la Virgen de Fátima o la Virgen del Pilar con la peculiaridad esta última de que aún vivía la Virgen en Israel cuando se apareció al apóstol Santiago sobre una columna de mármol.

Cuando una imagen encontrada o una aparición se asocia al nombre geográfico del lugar donde sucede no cabe confusión; la Virgen de Lourdes o la Virgen de Nuria son advocaciones que no pueden ser confundidas con ninguna otra. Pero cuando para estos casos se utiliza un nombre común, como valle, carmen, pilar, etc. puede ser - y de hecho sucede - que en otro lugar aparezca otra imagen en circunstancias parecidas y se utilice la misma advocación para imágenes diferentes. Esto sucede ampliamente con la Virgen del Valle.

En realidad carece de importancia pues como se ha dicho todas las advocaciones de la Virgen corresponden a la misma persona la Santísima Madre de Dios. Pero desde un punto de vista iconográfico o historicista puede tener algún interés conocer si dos imágenes que reciben el mismo nombre provienen de la misma devoción.

LA VIRGEN DEL VALLE EN EL MUNDO

La Virgen del Valle es Patrona de:

  • de la zona oriental de Venezuela, especialmente de la Isla Margarita y de numerosas poblaciones en todo el territorio
  • de la Universidad de Oriente en Venezuela
  • de los marineros en Venezuela
  • de la Armada en Venezuela
  • de Turismo en Argentina
  • de la provincia de Catamarca en Argentina y de mayoría de poblaciones en ese territorio
  • de Ecija (Sevilla) y Alcaldesa Perpetua
  • de Aldea del Rey (Ciudad Real)
  • de La Cabrera (León)
  • de Valencia del Ventoso (Badajoz)
  • de Saldaña (Palencia)
  • de Viso del Marqués (Ciudad Real)
  • de Hinojos (Huelva)
  • de Ribera del Fresno (Badajoz)
  • de Santaella (Córdoba) - por aclamación - y Alcaldesa Perpetua
Son varias las imágenes de la Virgen María que reciben la advocación de María Santísima del Valle. En Sudamérica, tanto en Argentina como en Venezuela se le tiene gran devoción, con sendos santuarios a ella dedicados. También en muchos lugares de España.

- en el Norte de Argentina, concretamente en el valle de la Catamarca, se venera una imagen de la Virgen del Valle encontrada a mediados del siglo XVII. Como dato curioso, desde 1974 esta Virgen del Valle argentina es Patrona Nacional del Turismo por decreto del general Perón.

La imagen de la Virgen del Valle es venerada en todas las provincias andinas. El día de su festividad acuden al santuario del Valle millares de creyentes, muchos de los cuales han tenido que realizar un largo viaje para llegar allí. La santa imagen fue sacada de la Gruta de Choja (Catamarca) por el español Manuel Salazar en el año 1618. Nadie sabe quién la llevó hasta ese punto y la escondió en la gruta de piedra, rodeada de peñascos, donde fue hallada por los indios a principio del siglo XVII. Estos la festejaban a escondidas con danzas y fogones, creyendo que Dios mismo la había colocado allí. Un indio sirviente de Salazar reveló a su amo el secreto de la Virgen y Salazar, atento a las informaciones recibidas, encontró la imagen y la sacó de su nicho de piedra a pesar de la oposición de los indios. El español la llevó primero a Collagasta y luego a su residencia del Valle Viejo; pero durante aquella noche desapareció la imagen y fue encontrada al siguiente día en el interior de la gruta. Salazar la llevó nuevamente a su casa, de donde desapareció por segunda vez. Los vecinos interpretaron estas ausencias de la Santa como una manifestación de su divina voluntad: la Virgen abandonaba la vivienda particular porque no quería ser "patrona de pocos" sino de muchos y de todos. Entonces, convencidos de este deseo, los vecinos edificaron una capilla y allí colocaron la imagen milagrosa.

- en el Valle del Espíritu Santo de la Isla Margarita, Venezuela, se venera otra imagen bajo la advocación de Virgen del Valle. Es la más antigua de Venezuela. Esta imagen no fue encontrada sino traída por encargo probablemente desde España. Esta es la historia de la Virgen del Valle de Isla Margarita:

Cuando Cubagua estaba en pleno desarrollo, encargaron para una de las dos iglesias de aquella isla, probablemente para la parroquial de Santiago, una piadosa imagen de la madre de Dios, en su privilegio y representación de Inmaculada Concepción o de Purísima, según expresión general de todos los fieles. Si tenemos la plena y absoluta certeza de que la imagen de Nuestra Señora del Valle, que entonces designaban de la Purísima, llegó al principio a la isla de Cubagua, no hemos podido fijar la fecha exacta de su arribo a esta isla; presumimos, sin embargo, que haya sido anterior al año de 1530. La venerada Imagen sería solemnemente bendecida y entronizada en el templo de la pequeña isla por el virtuoso padre D. Antonio Meléndez, que en aquellos años era el beneficiario de aquel curato, o más posiblemente, por el vicario de la isla, el presbítero Francisco de Villacorta. La isla de Cubagua pasó por terribles y varias destrucciones, que obligaron a sus vecinos a pasarse para Margarita, donde su párroco, Francisco de Villacorta, había poblado la Villa del Espíritu Santo. El 25 de diciembre de 1541, un terrible ciclón arrasó la Nueva Cádiz, haciendo víctimas y destruyendo la totalidad de sus casas, incluso la parroquial de Santiago. Tampoco conocemos el año del traslado de la Imagen desde Nueva Cádiz para la isla de Margarita, pero presumimos hubo de ser, a más tardar, en el año de 1542, cuando se pasaron para aquella isla gran parte de sus vecinos, llevándose consigo las cosas de su propiedad. Como muchos de los enseres de la iglesia parroquial fueron trasladados para Margarita, la misma suerte tendría entonces la imagen de la Purísima. Unos vecinos se la llevarían entonces, con otros efectos de la iglesia cubaguense, para el Valle del Espíritu Santo y la depositaron en la ermita que por tener tierras en sus inmediaciones o ser ellos quienes desde muchos años antes existía en aquel lugar, posiblemente habrían sufragado su adquisición.

- en España encontramos la Virgen del Valle en numerosos lugares, desde un paso procesional de la Semana Santa sevillana hasta el pequeño santuario de San Román del Valle, pueblo zamorano de apenas 400 habitantes. Estas son algunas de las imágenes de la Virgen del Valle que se veneran en distintos puntos de nuestro país:

Excepto las tres primeras, las demás imágenes representan a la Virgen con su Hijo en brazos, generalmente sobre el brazo izquierdo. El Niño no es recién nacido sino un infante de 3, 4, 5... años por lo que la escena corresponde a la infancia de Jesús en Egipto. También se repite en la mayoría de estas imágenes cetro o bastón en la mano derecha de la Virgen muchas veces como símbolo de alguna distinción concedida (alcaldesa de honor, por ejemplo). Las tres últimas tienen también en común un resplandor que rodea completamente el cuerpo de la Virgen.

LA VIRGEN DEL VALLE DE SANTAELLA

LA IMAGEN Y SU ORIGEN

Una vieja tradición dice que la imagen de la Virgen del Valle apareció en el paraje llamado Mata del Valle sobre una higuera. El pueblo quiso entonces levantar una ermita para ella en el Molino Alto pero todo lo que construían durante el día se venía abajo milagrosamente durante la noche. De este modo manifestaba la Virgen su deseo de no ser trasladada. Tras dos o tres intentos el pueblo entendió el mensaje y la ermita se construyó entonces en el mismo lugar donde se halló la Virgen, esta vez sin ningún problema.

Esta no es una historia original, relatos muy similares se encuentran en otros lugares y con otras imágenes, por ejemplo el que comentábamos hace poco de la Virgen de Catamarca en Argentina. No existen datos históricos que la avalen, probablemente sea una leyenda destinada a resaltar las raíces sobrenaturales de una devoción. En cualquier caso sería una bonita leyenda de gran arraigo en el pueblo, nunca desmentida oficialmente y que en nuestra opinión merece seguir viva.

Urge decir que el más completo trabajo realizado hasta ahora sobre la Virgen del Valle santaellana y su santuario es obra del Rdo. P. Pablo Moyano Llamas, ilustre hijo de Santaella. Se trata un libro de 240 páginas publicado en 1988 titulado Santa María del Valle, de lectura obligada para todo el que quiera profundizar en este tema. Su código ISBN es 84-404-2920-7, aunque tememos que lamentablemente esté agotado. La mayor parte de los datos de esta página han sido extraídos de su magnífica labor. Quien lo desee puede obtener la versión digital de la obra pulsando sobre la portada, a la izquierda.

El aspecto actual de la Virgen del Valle es muy diferente del que debió tener en su origen. La talla original corresponde a una figura sedente con las características del románico tardío o transición al gótico, probablemente del siglo XIII.

Son muy abundantes las vírgenes románicas sedentes con niño, todas ellas de la Baja Edad Media, la más conocida es seguramente la Virgen de Montserrat. Si no hubiesen sido modificadas gran parte de las llamadas imágenes encontradas tendría un aspecto muy similar al de la conocida Virgen de Cataluña que permanece tal como se encontró. Las tallas románicas son compactas, las ropas forman parte de la talla, Niño y Virgen de una pieza. No están pensadas para ser vestidas sino para mostrarse tal cual.

Desde comienzos del Románico (Siglos XI y XII) la Virgen suele aparecer sentada de frente, aunque con frecuencia el asiento no sobresale de sus ropas y a veces no se ve; el Niño Jesús está sentado entre sus piernas y María lo sujeta con sus dos manos por la cintura. Es curioso que, frecuentemente, la Madre tiene las piernas separadas y el Niño, a pesar de no estar sentado sobre ellas, se mantiene estable sobre los pliegues de su falda. Jesús tiene el rostro serio y, generalmente, su mano derecha ligeramente levantada, bendiciendo, a la vez que con la izquierda sujeta un libro (la Biblia). No hay comunicación entre Madre e Hijo, María no representa más que el trono de Jesús.

En el periodo de transición a lo largo del Siglo XIII el Niño se desplaza poco a poco hacia la pierna izquierda de la Virgen. Al principio ambos siguen estando de frente y atentos a su responsabilidad como en la fase anterior, pero lentamente Jesús gira el cuerpo hacia su derecha, María hacia su izquierda y se vuelven uno hacia el otro con lo que empiezan a tener algún tipo de comunicación. El Niño mantiene en su mano izquierda una bola con más frecuencia que el libro. Simultáneamente las figuras van ganando naturalismo en las posturas, proporciones y expresiones.

En los últimos Siglos del Gótico (S. XIV y XV) la Virgen y el Niño se miran con ternura y mantienen una estrecha comunicación, jugueteando con algún objeto. Ya no se manifiesta Cristo en su naturaleza divina sino que aparece como un niño dependiente de su madre. Ello coincide con una mayor devoción a la Virgen María en el mundo católico, una gran mayoría de templos están dedicados a su nombre. Al final del Gótico es muy frecuente que María se represente de pie, cogiendo a Jesús con su brazo izquierdo, y manteniendo la misma actitud maternal. Las últimas imágenes son ya plenamente naturalistas y se adentran definitivamente en el Renacimiento.

Aproximadamente éste debió ser el aspecto original de nuestra Virgen del Valle. La imagen sedente tiene una altura de 50 cm y está colocada sobre un tronco de higuera de 43 cm de alto. Probablemente la propia imagen esté tallada en un tronco de higuera. La parte posterior sin tallar ni policromar, cortada a tajo.

A finales del siglo XIV la imagen sufre una gran transformación: se le ponen brazos articulados, se separa el Niño de la Virgen y se realizan otras mutilaciones. El motivo es que se la convierte en una 'Virgen vestida', rodeada de más lujo y riqueza, todo ello con bastante seguridad debido a que pasa de ser una imagen de culto privado o muy reducido a un culto más amplio. El padre Pablo dice literalmente: ...la Virgen pudo pertenecer a alguna familia concreta, tal vez a algún sacerdote. Un buen día alguien decide hacerle una ermita y exponerla a la veneración de los vecinos. Se la transforma, se le hacen ropas y mantos de toda clase. Se la viste. En torno a Ella surge una bella historia con aparición al fondo en el tronco de una higuera y poco a poco se acrecienta en todo el pueblo una devoción que iría en aumento con el paso de los siglos.

Así queda la imagen de la Virgen del Valle tras la transformación, excepto la media luna y el resplandor que fueron añadidos posteriormente.

Parece indudable que esta devoción es genuina y autóctona de Santaella. La advocación del Valle tendría su origen en haber aparecido la imagen de la Virgen en la Mata del Valle y además tanto la talla como la primitiva ermita, como ahora comentaremos, son de las más antiguas conocidas en la zona.

LA PRIMITIVA ERMITA DEL VALLE

No se tiene constancia del año de la fundación de la primitiva ermita del Valle ni de quien la hizo. El primer dato histórico de nuestro Santuario del Valle es un documento datado en 1524, un inventario de bienes de la Virgen con abundante ajuar descrito casi todo él como usado e incluso viejo, lo que indica que ya hacía tiempo que estaba allí ese ajuar y por tanto la ermita. El padre Pablo fija la fundación hacia mediados del siglo XV lo que la convierte en la más antigua de la comarca. El documento al que nos hemos referido es de hecho un documento civil, sin participación de mayordomo ni cofradía o hermandad de ningún tipo lo que hace creer que no existían, y resulta curioso que tampoco aparece firma de sacerdote ni representación eclesiástica alguna. Lo firman el alcalde Pedro de Gálvez y el alguacil Andrés Fernández de Baena entre otros. Al parecer en su inicio el santuario era una ermita pública, amplia y digna pero de construcción pobre, con paredes de tierra y cal prensadas, una modesta vivienda para el santero y poco más.

No se encuentra más documentación hasta 1563 cuando cumpliendo lo acordado por el Concilio de Trento es obligación de las parroquias rendir cuentas e inventarios de las posesiones eclesiásticas. En los 45 años que separan ambos documentos hay cambios sustanciales:

- existe el cargo de mayordomo, D.Miguel Fernández de Baena que lo fue hasta 1585. Su celo y devoción por el Valle fueron notables, consiguió incrementar los ingresos del santuario y acometió importantes mejoras. Fue un extraordinario benefactor de la Virgen del Valle y su ermita. La primera procesión de la que se tiene noticia data de este periodo, concretamente de 1572. Por entonces la Virgen salía en procesión todos los años sin excepción y contaba para ello con andas de madera y molduras doradas hechas en Ecija. La procesión no se dirigía el pueblo, se limitaba a recorrer el paraje alrededor de la ermita por el campo. No es hasta el siglo XVII que comienzan las visitas de la Virgen a Santaella, siempre esporádicas, en ocasión de alguna rogativa por sequía, desastre, epidemia...

- el Valle se va enriqueciendo paulatinameente, por las donaciones de los fieles y la costumbre de dejar algo al Valle en los testamentos. La Virgen cuenta ya con retablo dorado, corona y cáliz de plata, más y mejores ropas, algunos diezmos y un olivar de veinticuatro pies lindante con la ermita y que disfruta el santero.

La existencia de tales cuentas - aunque las de algunos periodos han desaparecido - permite seguir la marcha del santuario del Valle que en pocos años consigue un enorme crecimiento. De lo religioso de aquel tiempo da fe el hecho de que hubiese nada menos que dieciocho clérigos en Santaella. En los documentos del siglo XVII aparecen las primeras referencias a la familia Fernández Alcaide (aunque en los escritos de la época aparece como 'Alcayde' no vemos razón para escribirlo así). Alonso Fernández Alcaide, Regidor perpetuo de la Villa de Santaella y bisabuelo del gran benefactor del Valle, obtuvo en 1610 el derecho de enterramiento en el templo parroquial de Santaella para él y sus descendientes tras una limosna de 30.000 maravedíes que realizó en dos pagos. En 1699 su nieto, Alonso también, hizo a su costa la fachada con espadaña para la ermita del Valle, hecho bien conocido por todos ya que una inscipción lo recuerda in situ.

Pero el verdadero auge del Santuario, la renovación que se convierte en una re-fundación acontecerá en el siglo XVIII

EL FUNDADOR DEL SANTUARIO ACTUAL

Miguel Vicente Fernández Alcaide y Lorite nació en Santaella en 1699, hijo de Alonso Fernández Alcaide y Catalina Lorite. Pertenecía a una familia influyente y acomodada, muy vinculada a la Iglesia y al Valle desde muchas generaciones atrás. El mismo año de su nacimiento su padre costeó la portada y campana de la ermita del Valle, lo que induce a creer que pudo ser una ofrenda en agradecimiento por su paternidad.

Sus padres debieron influirle una devoción religiosa muy honda, especialmente a la Virgen del Valle, pues en 1716 cuando con 17 años queda huérfano de ambos progenitores ya era clérigo tonsurado. No era normal que el primogénito de una familia acomodada abrazara el sacerdocio por lo que se le ha de suponer una vocación decidida.

Se le considera fundador del Santuario de Valle porque si bien es cierto que ya existía un primitivo edificio de culto se trataba de una ermita de pobre fábrica que nada tiene que ver con la magnificencia del edificio actual, verdadera joya del barroco andaluz.

La fortuna heredada de sus padres hubiese permitido a Miguel vivir holgadamente sin esfuerzo, no obstante a la edad de 20 años ya había sido ordenado sacerdote y mantuvo durante toda su vida la doble tarea de dirigir sus empresas terrenales y atender el servicio de la Iglesia. En un inventario del archivo municipal de Santaella se da cuenta de sus bienes: tres casas, dos molinos de aceite y una cochera en el pueblo. Dos piezas de secano, dos de regadío y diecisiete olivares. Además 1700 ovejas y carneros, más de 400 cabezas de vacuno, unas cuarenta y cinco de porcino y ciento cuarenta de equino. Alcaide y Lorite era a la vez sacerdote, alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, noble hijodalgo y rico lo que le convertía en persona principal del pueblo y de gran influencia en Córdoba y su provincia.

Aunque siempre relacionamos su nombre con la construcción del Valle hay otros dos aspectos muy notables en su biografía:

- la construcción de la Casa de Columnas entre 1730 y 1734, donde vivió durante casi cincuenta años con toda su familia. Es un edificio impresionante de gran valor artístico, un tesoro para el pueblo. Con motivo de su construcción Alcaide entró en contacto con arquitectos y artesanos que después realizarían el Valle nuevo.

- la recuperación en 1733 de la 'independencia' de Santaella (que había perdido en 1649) al hacer quiebra el Marqués de Santaella, ocasión en la que Alcaide y Lorite puso su prestigio, influencias y conocimientos al servicio del pueblo además de 5.500 de los 84.000 reales que hubo que pagar para recuperar la jurisdicción.

Alcaide y Lorite visitaba el Valle diariamente durante años con motivo de las misas que su padre Alonso había dejado encargadas en su testamento a perpetuidad. Pero no fue nombrado Capellán y Administrador del templo y sus bienes por el Obispo de Córdoba hasta 1745, cuando contaba 46 años. Apenas dos años tras tomar posesión de esos cargos solicita al Obispado permiso para levantar un nuevo templo mejor y más digno. Las obras empiezan en 1747 dirigidas por el arquitecto Tomás Jerónimo de Pedrajas, el mejor de su tiempo. Duran tan sólo 5 años, en 1752 el nuevo templo está terminado, retablos incluidos. El coste de la obra no se conoce, debió ser altísimo, muy superior a los recursos propios del Valle por lo que es indudable que don Miguel pagó de su bolsillo la mayor parte de los gastos. Sólo los retablos costaron casi 20.000 reales.

La contabilidad es siempre una buena fuente de información para el historiador y hubiese sido utilísimo encontrar la contabilidad de las obras del Valle pero no se ha tenido esa suerte. Y ello no porque Alcaide no la llevase - era un gestor escrupuloso - sino porque contando con la confianza plena del Obispo y autoridades eclesiásticas no le exigían rendir cuentas de ninguna clase. Así que los documentos no llegaron ni se archivaron nunca en el Obispado sino que formando parte de las pertenencias particulares del sacerdote pasaron a sus herederos y finalmente, desgraciadamente, se perdieron. Y no sólo los de las obras sino los de la mayor parte del tiempo en que Alcaide y Lorite dirigió el Santuario.

La inauguración del nuevo templo debió ser un gran acontecimiento y es curioso que tampoco sobre ello haya datos históricos. Sin duda debió acudir el Obispo Cebrián y celebrarse Misa Solemne pero en las Actas del Ayuntamiento de esos años no hay ninguna referencia a fiestas relacionadas con el Valle. Llama la atención que en 1753, recién inaugurado el nuevo Santuario, se decide una fiesta de rogativas por la lluvia pero que sólo se dedica al Patrón San Francisco de Paula. ¿Pasaba por un mal momento la relación del Valle con las autoridades civiles?

La pasión de Alcaide y Lorite por el Santuario del Valle queda también expresada en su testamento donde no sólo condona expresamente cualquier cantidad que el Valle pueda adeudarle - para evitar que sus sucesores pudieran reclamar al Santuario cantidad alguna por ese concepto, sabedor de que las cuentas arrojaban un importante saldo en números rojos que cubría él mismo - sino que además lega once mil reales de vellón (que equivalen a 4.400 reales de plata) para que se termine y perfeccione lo que haga falta.

Miguel Vicente Alcaide y Lorite murió en Santaella el 24 de noviembre de 1779 a la edad de 80 años. Su cuerpo reposa en la nave central del Valle.

Le sucedió como Administrador del Valle su sobrino Alonso Miguel, que ya llevaba tiempo asistiéndole en ello. Los Fernández Alcaide fueron administradores del Valle hasta 1818, año en que murió Gabriel Basilio sin que ninguno de sus sobrinos tuviese la voluntad de sucederle en el cargo. Una de las últimas actuaciones de don Basilio fue la construcción de los contrafuertes de los muros y con gran acierto, estéticamente encajan muy bien con la construcción original y estructuralmente han dado al edificio una solidez extraordinaria. Se renovaron a finales del siglo XIX. Don Basilio no tuvo la precaución de librar al Valle en su testamento de la acción de sus herederos como hizo su más ilustre antecesor resultando de ello una reclamación de más de 43.000 reales que a punto estuvo de crear un grave problema al Santuario pero finalmente desistieron. Afortunadamente don Basilio no llevaba una contabilidad que diera base sólida a una reclamación judicial y el Obispo logró disuadir a la familia.

EL SANTUARIO DEL VALLE EN EL SIGLO XIX

Mientras la familia Fernández Alcaide estuvo a cargo del Santuario no hubo problema para sostenerlo pues su dedicación a la Virgen del Valle era extraordinaria y su acomodada posición les permitía cubrir cualquier gasto independientemente de que los bienes propios del Valle alcanzasen o no. Pero cuando en 1818 muere don Gabriel Basilio, último de los administradores de esta familia pasa a ocupar el puesto el Vicario Parroquial Alonso Arroyo Villalba, hombre muy capaz y devoto también pero sin la posibilidad de cubrir con medios propios las deudas del Valle.

Por otra parte la situación de los herederos de Fernández Alcaide tampoco era ya tan desahogada ni su interés tan manifiesto. Hay que tener en cuenta que hacía ya tiempo que no vivían en Santaella. Aparecen entonces dificultades para dar al Santuario las rentas que por testamento le corresponden. Las arcas están vacías hasta el punto que entre Administrador, Obispado y herederos cruzan en 1820 una serie de cartas muy desalentadoras y que don Pablo Moyano recoge en su Historia de Santa María del Valle. Arroyo se preocupa por el malestar en Santaella debido a la decadencia de las fiestas populares del Valle, decadencia que tiene su origen en la imposibilidad de cubrir los gastos por falta de medios.

Las fiestas decaen y seguramente éste es el momento en el que las procesiones anuales dejan de serlo. En lo sucesivo la Virgen sólo saldrá de la ermita en ocasiones excepcionales, como sucedio durante la sequía de 1834. La Patrona visitaba el pueblo raramente pero cuando lo hacía la visita era con frecuencia larga. Se alojaba en la Parroquia de la Asunción donde podía quedar bastante tiempo. En 1834 llevaba ya cuatro meses allí cuando el administrador del Valle solicitó al Ayuntamiento el regreso de la Virgen a la ermita. Curiosamente éste se opuso alegando razones de salubridad y el peligro que representaba la afluencia de fieles a la zona del Valle, en aquellos momentos posiblemente insalubre. Así lo explicaba en escrito dirigido al Obispado pero lo que queremos resaltar es que concluye diciendo: '...aunque es función de este Ayuntamiento la permanencia por más o menos tiempo de la Señora en la iglesia parroquial'. Sin embargo tanto en 1834 como en la espantosa sequía de 1851 el Ayuntamiento solicita el permiso del Obispo para trasladar a la Virgen a la Parroquia a fin de hacer una rogativa. Igualmente en 1854 durante la epidemia de cólera. Deducimos que el Ayuntamiento no quiere dar a entender que antepone su voluntad a la del Obispado pero sí a la del Administrador del Valle.

En 1866 el Ayuntamiento decide recuperar la Feria anual que se había iniciado en 1782 pero había caído en desuso en los últimos años. Se celebra los días 8, 9 y 10 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de la Patrona. Hasta 1875 es una mera coincidencia de fechas, la Feria es sobre todo un enorme mercado de ganado sin actos religiosos vinculados al Valle, pero a partir de esa fecha se dispone dentro de los actos oficiales de la Feria una Misa Solemne en loor de la Patrona que se ha de celebrar el 8 de septiembre, desplazando al día 9 la celebración tradicional lo que al parecer no encontró ninguna oposición.

Durante todos los siglos de su historia el Santuario del Valle había estado dirigido por una sola persona. Mayordomo, administrador o capellán, primero los Fernández de Baena, después Fernández Alcaide, más tarde capellanes con más voluntad que medios, el último de ellos don Gabriel Palma Varo. La renta del cargo era tan minúscula (dos reales diarios) que no era fácil encontrar quien lo ocupase. Tras la muerte de Palma Varo el puesto quedó vacante y la parroquia era la encargada de mantener el culto en el Santuario. El Valle estaba huérfano. Fue entonces, en 1883, cuando encabezados por el Rector un grupo de devotos santaellanos decide crear la Hermandad de María Santísima del Valle. El primer Hermano Mayor de dicha Hermandad fue don José Llamas Salamanca, abuelo de don Pablo Moyano Llamas a quien nos hemos referido varias veces como autor de la más completa obra sobre el Valle hasta ahora escrita y que es fuente principal de los datos de este pequeño resumen.

Si el siglo XVIII fue el Siglo de Oro para el Santuario del Valle, el siglo XIX fue todo lo contrario. La mala situación económica acaba con la mayoría de las misas, de las procesiones e incluso afecta al patrimonio pues se vende algún olivar coincidiendo con la Desamortización. Pero la creación de la nueva Hermandad, ya a finales de la centuria, viene a aliviar paulatinamente esos problemas. Una de las primeras decisiones fue la de encargar que se celebrase Misa todos los sábados y que se diese al celebrante 6 reales por ello. La buena gestión hace que el dinero alcance para todo lo necesario y aún así crezcan los fondos. Las cuotas de los Hermanos y las limosnas de la Misa de los sábados dan unos ingresos en 1884 de 2.871 reales lo que permite al Valle recobrar el esplender de sus mejores tiempos y aún así dejar un remanente ese año de más de 800 reales.

EL SANTUARIO DEL VALLE EN LAS ÚLTIMAS DECADAS

Tras los años de euforia inicial las limosnas menguan y vuelven los apuros. En 1910 el nuevo sistema de financiación se ha hundido definitivamente. Se hace urgente una reparación del tejado pero no hay dinero. Se crea un cuadro artístico popular a fin de recaudar fondos con algunas representaciones. Las reparaciones se llevan por fin a cabo. El mejor capital del Valle siempre ha sido el fervor popular y el amor de los santaellanos.

No ha sufrido nuestra ermita los avatares de las grandes crisis políticas que han afectado lo religioso. La Desamortización no tuvo aquí trascendencia y el anticlericalismo que precedió a la Guerra Civil tampoco. Es verdad que el Ayuntamiento dejó de sufragar durante la República los gastos de las fiestas del Valle porque ésa era la idea política que imperaba pero no hubo jamás ninguna manifestación de hostilidad. Al contrario, en 1934 siendo alcalde Francisco Serrano, el Ayuntamiento concede una gratificación al Valle para reparar el muro colindante con el cementerio, que estaba en pésimo estado.

Durante los tiempos difíciles de la Guerra Civil fue Hermano Mayor Antonio Palma Gómez, quien por precaución y para garantizar la seguridad de la imagen la ocultó durante el periodo de conflicto. No por temor a los santaellanos sino por la posibilidad de que alcanzasen el Santuario grupos procedentes de otros lugares como había sucedido en tantos otros sitios. Quien escribe estas líneas ha oído contar a personas que entonces militaban en el comunismo que si hubiese hecho falta ellos mismos habrían hecho guardia en el Valle para evitar cualquier agresión contra el Santuario o la imagen de la Virgen. Así era y es el fervor popular en Santaella por su Virgen del Valle.

La gente de los pueblos se ve a veces obligada a marchar; unos empujados por la necesidad de encontrar mejores medios de vida; otros por lo contrario, por haber alcanzado un nivel profesional que los hace necesarios en otros lugares. Tanto emigra el jornalero que no encuentra jornal como el cirujano que se debe a su profesión. El caso es que a mediados del siglo XX había un buen número de santaellanos desplazados fuera de su tierra y lejos por tanto de su Virgen del Valle. A estos emigrantes en Santaella siempre se les ha llamado ausentes. En 1942 un pequeño grupo de ausentes encabezado por don Manuel Palma de la Rosa, don Manuel López Ruiz y don Antonio Gualberto Jurado tuvo la idea de dedicar el último día de la Feria, el 10 de septiembre que por entonces no tenía ningún contenido religioso, a una función en el Santuario protagonizada por los ausentes. Su empeño tuvo éxito y así nació la Asociación - después Hermandad - de Hijos Ausentes y su día especial en la Feria.

No podemos pasar por alto el año 1952, segundo centenario de la inauguración del nuevo Santuario del Valle, el que edificó Lorite. Era ocasión excelente para darle nuevo vigor. Entre tantos proyectos que se acometieron estaban la restauración de retablos, la colocación de un Via Crucis y la restauración de la propia Santa Imagen de la Virgen, especialmente la cara que con el tiempo se había deteriorado. Esto último fue iniciativa de los Ausentes y el propio Gualberto trasladó la talla a un restaurador sevillano. Ello provocó una fuerte protesta por parte de la Directiva de la Hermandad del Valle y su dimisión colectiva. Pocos meses después, enfriados los ánimos y gracias a una gestión del Rector don Joaquín Muñoz León, la Junta se reincorpora a sus antiguos cargos pero dejando una brecha abierta entre ambas Hermandades.

El año 1952, el del Centenario, fue el año del Valle. Ya el 1 de enero a las cero horas las campanas de Santaella anunciaron a toda la Campiña su inicio. Las fiestas no se limitaron a los días de Feria sino que todos los acontecimientos del año estuvieron marcados por ese Centenario. El día grande fue el 12 de octubre con asistencia del Obispo, Misa Solemne y procesión hasta la plaza. La Virgen se había procesionado hasta la parroquia la víspera, donde estuvo hasta el 19 de ese mes. El año se cierra con otra Misa Solemne el 31 de diciembre.

Era en cierto modo una frustración para el pueblo que no se procesionase la Virgen del Valle más que esporádicamente y casi siempre con motivos rogatorios, siempre excepcionales. Los días de procesión eran días de fervor encendido y fiesta grande y el pueblo los anhelaba con enorme ilusión. Por ello se decidió que a partir de 1975 la Virgen visitaría la Parroquia cada cinco años el 8 de septiembre. Desde esa fecha todos los años terminados en 0 ò 5 la Virgen sale en procesión de madrugada, desde el Valle, visita la parroquia de la Asunción y regresa a su casa por la noche. Así se hizo en 1975, 1980, 1985 y 1990.

En 1992 se conmemoró el 50 aniversario de la creación de la Asociación de Hijos Ausentes y como acto especial se programó para ese año una procesión que el 15 de Agosto, día de la Asunción, llevó a la Virgen del Valle hasta la parroquia de Santaella. Allí quedó la Santa Imagen hasta que el 8 de septiembre se procesionó de nuevo de regreso al Santuario del Valle. Esta celebración especial se hizo así fundamentalmente por dos motivos:

- la procesión del 15 de agosto permitió asistir a numerosos ausentes que por cuestión de trabajo no habían podido acudir nunca a la procesión de septiembre. Para muchos fue un día excepcional, único, llevaban décadas sin sentir esa exaltación de su fe.

- se recuperó la tradición de que la Virgen del Valle permaneciese durante un tiempo en la parroquia, en este caso casi 24 días, más accesible y más cerca de todos como sucedía en las procesiones de antaño cuando la Señora era llevada al pueblo.

Tal fue el regocijo de los santaellanos, de todos, en esa celebración especial de 1992 que se propuso que en lo sucesivo la procesión quinquenal se hiciese siempre así, con salida de la Virgen el 15 de agosto y regreso al Valle en su día, el 8 de septiembre. La propuesta fue aceptada, anotada en acta por las Hermandades y así quedó decidido.

De ese modo fue en 1995 y 2000. Este año 2005 lamentablemente no ha podido ser, las obras en la parroquia hacían imposible la permanencia de la Virgen del Valle en ella y no se ha sabido encontrar lugar alternativo. En 2005 la procesión ha quedado reducida a los actos del 8 de septiembre. Se puede comprender y ha habido que aceptarlo así pero es cierto que hay un buen número de ausentes que están molestos con quienes han tomado esa decisión unilateralmente sin tener en cuenta al nutrido grupo de santaellanos que tenían interés y que no hubiesen regateado esfuerzos para conseguir que la procesión del 15 de agosto se pudiese llevar a cabo. En lo más profundo de la raíz de esa devoción exaltada que siente Santaella por su Virgen del Valle está el hecho de que siempre ha sido Madre de todos y para todos. Jamás nadie, ni siquiera los grandes benefactores, se había atrevido a negar al pueblo la presencia de su Señora cuando la ha pedido.

EL SANTUARIO DEL VALLE DE SANTAELLA

No hemos conseguido dibujo ni esquema ni más datos sobre la antigua ermita del Valle que lo que dice don Pablo Moyano en su historia del Santuario, que era amplia y digna pero de pobre fábrica. Sin embargo fue la 'casa' de nuestra Santa Patrona durante más de 300 años y por la importancia de ese periodo creemos lamentable que esa información no sea más asequible. No podríamos creer que se hubiese perdido completamente pues el nuevo Valle no se contruyó en el lugar de la ermita sino que fue edificado en su costado del Evangelio (izquierdo, visto desde la fachada) y la antigua ermita sobrevivió hasta el siglo XIX en que se arruinó por falta de reparación, especialmente del tejado. Por la portada que en 1699 construyó don Alonso hemos de creer que estaba situada en el actual patio de naranjos.

En el nuevo templo levantado por Lorite encontramos la usual planta de cruz latina, que ofrece en este caso una especial configuración con su cabecera trilobulada bajo cúpula, destacando especialmente los brazos del crucero con sus juegos de curvas en planta y alzado, que incluso alcanzan a los casquetes gallonados de su cubierta, los cuales incluyen además unas grandiosas ventanas, recurso que también se puso en práctica en la famosa iglesia de la Merced de Córdoba. El bello efecto del edificio no sólo se debe a esos juegos de las estructuras sino también a una elegante decoración de carácter geométrico muy relacionada con lo ecijano que discretamente se lleva a las cubiertas y tribunas del coro. En suma puede afirmarse sin ningún temor a exagerar que esta ermita es una de las más bellas de Andalucía. Asoma al exterior con noble fachada de cantería rematada en frontón, incorporando portada con pilastras y culebreantes moldurajes, que en versión sencilla evocan los de la impresionante portada de San Hipólito de Córdoba, obra del mencionado Pedrajas.

Los retablos se deben a los maestros ecijanos Juan y Bartolomé González Cañero, quienes los concertaron el día 1 de abril de 1750. Consta asimismo en dicha escritura que el arquitecto cordobés Tomás Jerónimo de Pedrajas introdujo algunos aditamentos en el pedestal y las cornisas. El mayor corrió a cargo de Juan González Cañero y los del crucero, que están presididos por San Joaquín y Santa Ana, fueron realizados por su hermano Bartolomé. Los tres son de estípites y sus plantas se adaptan al ritmo curvo de los muros que cierran las exedras en que se alojan. El revestimiento del cascarón del presbiterio es moderno ya que su hundimiento en los años cincuenta hizo necesaria su reposición.

En el retablo del altar mayor se abre hueco el camarín de la Virgen del Valle, cuya decoración sigue el gusto de situar motivos fitomorfos con flores de lis y angelotes en zona de gloria. No debe extrañar por esa razón que en su sacristía quede también una representación en lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Ecija.

En cuanto a la iconografía, la del mayor es manifiestamente mariana puesto que se concibió como atrio del camarín de Nuestra Señora del Valle. Preside la Virgen, que vuelve a aparecer en el ático abrazada a su prima Santa Isabel. A ambos lados, San José y San Ildefonso, el arzobispo toledano que se distinguió por su devoción a la Madre de Dios. Actualmente vemos en este retablo a San Francisco de Asís y a San Antonio de Padua, pero en su lugar debieron estar las imágenes de los padres de la Virgen - San Joaquín y Santa Ana - que hay en los altares del crucero. Varias efigies de ángeles en la cornisa, el intradós del arco del camarín y la peana de la titular aluden a la condición de Reina de los Angeles que la letanía lauretana le reconoce a María. Los retablos menores están coronados por San Miguel y San Rafael y como queda dicho alojan en sus hornacinas respectivas a los santos Joaquín y Ana.

Guarda también el santuario del Valle un curioso repertorio de cuadritos populares de los siglos XVIII y XIX entre los que sobresale el retrato del presbítero Miguel Vicente Alcaide y Lorite, impulsor de la obra arquitectónica desde 1752, que fue costeado a su muerte - ocurrida en 1779 - por sus sobrinos. Es la primera de un conjunto de quince tablitas y tres lienzos votivos situados en la escalera de subida al camarín, en los que se representan diversos episodios relacionados con los milagros de la titular todos ellos realizados entre mediados de la centuria del XVIII y la del XIX.

HONORES A LA VIRGEN DEL VALLE

La Virgen del Valle es Patrona y Alcaldesa de Santaella. Patrona por aclamación popular, no oficialmente, y Alcaldesa por decisión del Pleno del Ayuntamiento de 17 de julio de 1952, dentro de los actos preparativos del segundo centenario. Incluso se compró poco después un bastón de alcaldesa con empuñadura de oro para la Virgen.

¿Sigue en vigor el nombramiento? Que sepamos sí, pero por otra parte la aconfesionalidad de todo lo Público a la que nos debemos actualmente deja en el aire una duda. Creemos no obstante que estas cuestiones son simplemente el reflejo de la fe y la devoción de unas gentes por aquello en lo que creen ,sin que se deba dar más importancia de la que tienen. También, por ejemplo, la Virgen del Pilar es Capitana General de los Ejércitos de España. Es obvio que ni la Virgen del Valle va a publicar Bandos ni la del Pilar va a dar órdenes a los comandantes. Nos movemos en el terreno meramente simbólico en el que habría que respetar los sentimientos arraigados en la gente. Sepan los políticos entenderlo así y no sacar las cosas de sus quicios

Oficialmente la Virgen del Valle no es Patrona de Santaella. Resumimos la interesantísima explicación que de ello da el padre Moyano en su historia del Valle a la que recurrimos una vez más:

La primera vez que se le concede a la Virgen del Valle el título de Patrona de Santaella, por aclamación popular, es en 1736. Alcaide y Lorite acaba de terminar su Casa de Columnas, va diariamente al Valle, a la antigua ermita, a celebrar misa y atiende todos los asuntos del Santuario pero aún no ha sido nombrado Administrador. Faltan once años para que el Obispado le conceda tal cargo y dieciséis para la inauguración del nuevo templo; damos estos datos sólo para situar el momento histórico en que esto sucede. Sin duda Alcaide tendría mucho que ver en esta iniciativa. El nombramiento de 1736 no fue oficial pues no se pronunció el Obispado de Córdoba en tal sentido y de hecho el Patrón de Santaella era San Francisco de Paula desde 1650.

Así las cosas, en 1805 se decide solicitar al Obispado que haga oficial el nombramiento de la Virgen del Valle como Patrona de Santaella para lo que el Ayuntamiento, a propuesta de don Gabriel Basilio, dirige al Obispo una carta que se ha perdido. Pero se conserva la respuesta en la que el Obispo dice que según el Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos promulgado por el Papa Urbano VIII en 1630 se han de cumplir una serie de requisitos (consentimiento unánime, votación secreta, etc) dados los cuales y cerciorado de no haber en el pueblo otro Patrono o protector... ¡Pero lo había! El Obispo termina diciendo ...Este es en suma el orden mandado guardar en iguales casos y del que jamás puedo separarme. Téngalo Ud entendido para su gobierno como también que la diligencia pedida por ese Ayuntamiento con respecto al Clero deberá suspenderla hasta tanto no le conste... Queda con ello perfectamente claro que la Virgen del Valle no es Patrona de Santaella desde el estricto punto de vista canónico, lo es San Francisco de Paula. Pero desde el punto de vista del sentir popular no hay Patrona más querida ni más venerada.

UNA NUEVA CAPILLA EN CATALUÑA

Las personas se desplazan y con ellas sus creencias, sus costumbres y sus devociones. Decíamos más arriba que son cientos los santaellanos que por un motivo u otro tuvieron que dejar su tierra en las últimas décadas instalándose en otros lugares del país. Este ha sido un fenómeno corriente en muchos pueblos de España.

El que emigra, el ausente , se ha de integrar allí donde va pero también él mismo aporta algo nuevo allí donde llega. Y el sentimiento de los santaellanos por su Virgen del Valle es tan vivo que su proximidad es una de las primeras cosas que necesitan. Consecuencia de ello fue la creación de una Capilla de la Virgen del Valle en Viladecans, cerca de Barcelona, zona en la que hay un importante colectivo de ausentes de Santaella.

Parecía algo inalcanzable, un proyecto complejísimo en el que había que aunar tantas voluntades y conseguir tantas colaboraciones que sólo un milagro podría llevar a buen termino. Pero el milagro sucedió y el 10 de octubre de 1999 se inauguró solemnemente la Capilla de la Virgen del Valle en la ermita de Santa Rosa de Lima de Viladecans. Los que participamos en aquel proyecto estamos enormemente orgullosos de ello pero sabemos que el mérito no es nuestro, que hemos sido un mero instrumento de nuestra Santa Patrona que no quiso estar en el Molino Alto pero que ahora quiere estar, también en Viladecans, cerca de sus Hijos Ausentes.

Quien quiera conocer esta historia con detalle sólo tiene que pulsar aquí o sobre la foto que aparece a continuación.